Absolución general
Paul Turner
En un servicio general de absolución, los Católicos son absueltos de sus pecados sin confesarlos individualmente al sacerdote. La iglesia permite la absolución general en casos de peligro de muerte o cuando "no hay suficientes confesores disponibles para escuchar las confesiones individuales correctamente dentro de un período de tiempo adecuado".
En los primeros días de esta pandemia, el Vaticano concedio que se cumplirían estas condiciones debido a la necesidad de distanciamiento físico, tiempo limitado en reuniones grupales y otras restricciones.
Hay algunas cosas importantes a tener en cuenta sobre la absolución general:
· Los fieles deben acudir al sacramento debidamente dispuestos y preparados para realizar un sincero acto de contrición;
· Los penitentes que reciben la absolución general por un pecado mortal están obligados a confesarlo individualmente lo antes posible.
· Cualquier penitente que reciba la absolución general esta obligado a acudir a la confesión individual tan pronto como tengan la oportunidad, pero al menos dentro de un año.
El servicio comienza con ritos introductorios y una Liturgia de la Palabra. Luego, la gente se arrodilla o se inclina y hace una confesión general de los pecados, como la fórmula que usamos en la misa: "Le confieso a Dios Todopoderoso". Puede seguir una letanía o una canción, y luego todos rezan el Padre Nuestro. A continuación, el sacerdote da la absolución a todo el grupo de pecadores y todos cantan un cántico de alabanza.